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Los archivos correspondientes al 13.04.2023 compartiendo una columna de María Teresa Andruetto, podrán descargarse desde los siguientes enlaces: Primera parte – Segunda parte
La emisión anterior coincidió con lo que las religiones cristianas llaman «jueves santo», de lo que fue el calvario de Jesús con su crucificción y posterior resurrección. Pero en todas las religiones sus hacedores ponen a disposición de los creyentes seres más allá de lo humano capaces de conceder bienes y males según el comportamiento de los fieles. Se da particularmente en la fe cristiana, que es la adoptada como religión oficial de nuestro país, que no sólo existe una panoplia de santos, ángeles, vírgenes, sino que también equilibra esas figuras protectoras con el maléfico: Satanás, Lucifer, Belcebú y otros apelativos para nombrar a quien reina en uno de los lugares que, comparado con los sufrimientos que los dictadores imponen a los pueblos, tal vez no sea tan desagradable.
En una de sus magníficas columnas la gran y querible escritora MaríaTeresa Andruetto trae a colación algo que relaciona a las personas con el oscuro ser creado por el cristianismo, que es la posibilidad de crear pactos con él para lograr virtuosismo, genialidad, riquezas o hasta el amor de alguien, todo por un mínimo precio: el alma del presunto beneficiado. En este caso, la columna se refiere a Giuseppe Tartini, músico del barroco, tratadista de armonía, compositor, violinista, además de gran esgrimista que al parecer lo atraía tanto como la música y que según se cuenta le sirvió para batirse en varios duelos. Pero el nudo de la cuestión es que Tartini afirmaba que la obra que le dio fama surgió de la aparición del demonio mientras dormía y que en el sueño le ofreció, a cambio de su alma, convertirse en un músico excelso. Interesado en el trueque, pero descreído de las virtudes del diablo, lo desafió a tocar en su violín, y allí descubrió que su visitante tocó maravillosamente algo que, al despertar, intentó reproducir sin lograr jamás llegar a lo que había escuchado. En esa búsqueda compuso «El Trino del Diablo«, de gran belleza y dificultad.
Pero no solo Tartini fue el elegido por Satanás para vender almas. Es curioso comprobar cómo muchísimos músicos son denunciados por medios de comunicación religiosos como «satánicos». Y si bien el rock es el principal blanco de esas denuncias, también las costumbres ancestrales de los pueblos sufren el acoso de instituciones religiosas que sienten amenazado su poderío por las culturas populares, como las medicinas naturales, la ciencia, la música y otras artes, evidenciando que el oscurantismo y el temor son sus armas para mantener la obsecuencia e ignorancia de la feligresía.
En esta emisión Tartino encabezará la difusión de obras dedicadas al diablo, seguido de algunas de las innumerables que rockeros, folkloristas, raperos y otros cultores de las diversas expresiones artísticas han ofrendado sacrílegamente al «oscuro» y sus lugares predilectos, como el infierno o la salamanca. Sosteniendo Utopías invita gentilmente a esta salamanca a cambio únicamente de su escucha, ya que no tenemos reservorio de almas.