«UTOPÍAS Y REALIDADES», N° 65, Enero 20 de 2005

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«UTOPÍAS Y REALIDADES», N° 65, Enero 20 de 2005. –
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por haberse suscrito, porque se lo ha reenviado algún conocido, por una invitación
particular o por error.
Al final de este Boletín encontrará toda la información necesaria para SUSCRIBIRSE, enviar
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Los números ya editados están disponibles en http://takiancay.org.ar
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https://sosteniendoutopias.com.ar.
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RESUMEN
POR INTERNET
EL PODER Y LA CULTURA
PRIMER CONGRESO LATINOAMERICANO DE ANTROPOLOGIA: Llamado para
presentación de trabajos
MANUAL PARA SER NIÑO, por Gabriel García Márquez
NOTICIAS Y DIRECCIONES DE INTERÉS
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CÓMO CONTACTARSE CON NOSOTROS
En la página de la Fundación, takiancay.org.ar, en el vínculo al formulario de contactos.
En el programa de radio SOSTENIENDO UTOPÍAS, que tiene su propia página:
https://sosteniendoutopias.com.ar, donde permanentemente actualizamos las novedades del mismo,
con vínculos a formularios de contactos y al reproductor de MP3 mediante el cual puede
escuchar nuestras emisiones por Internet, nuevamente de manera experimental con
infraestructura propia los sábados de 16:00 a 18:00, así como las de Frituras de
Mandioca, el excelente programa sobre Rock en Argentina y América Latina que
conduce el profesor Lucio Carnicer, los viernes de 22:00 a 24:00, hora argentina.
Invitamos también a compartir este Boletín con personas o entidades de su conocimiento,
redirigiéndolo a sus direcciones de correo, o proporcionándonos su dirección de correo
en el formulario de suscripción:
http://takiancay.org.ar/takiancay/Contenido/infodat.htm
El contenido de este documento refleja la opinión o posición de los firmantes de cada artículo,
comentario o colaboración, no haciéndose responsable la Fundación Takian Cay ni los
editores de este Boletín de tales conceptos, pudiendo, incluso, estar en desacuerdo con
ellos.
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NO A LA VIOLENCIA – NO AL ALCA
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RESUMEN

El Poder y la Cultura, la Música popular y el Patrimonio Cultural Intangible (su difusión en la
radio), y un Manual para ser Niño, son los tres ítem que componen este boletín, ni
demasiado corto ni demasiado largo, para que lo disfrute en estos tiempos de vacaciones.
Los suscriptores que se sumaron en estos casi dos meses de ausencia nuestra son: María Laura
Pereyra, de Buenos Aires, Raúl López Moreno, de Caracas y Jorge Lovón Caparó, de
Arequipa. Gracias por acompañarnos.
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POR INTERNET

Para quienes deseen sintonizar nuestros programas de radio, y eventualmente toda la programación
del Servicio de Radio de la Facultad Regional Córdoba de la Universidad Tecnológica
Nacional, que tiene la frecuencia de 94,3MHz en Córdoba, pueden hacerlo a través de la
página de nuestro programa (https://sosteniendoutopias.com.ar) donde está el vínculo al
servidor, que es en formato MP3. Puede usarse el Winamp o cualquier otro (Real Audio,
Windows Media) siempre que acepte ese formato para la reproducción. Agradeceremos
los reportes ya que se trata de emisiones experimentales.
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EL PODER Y LA CULTURA
Ha sido destruida en Mendoza una antigua alianza: la del vino y el arte. Me detendré en tres
características de esa antigua alianza: las referencias desde la creación artística, el
patrimonio universal y la resistencia a la cultura chatarra.
El arte y el vino se han acompañado durante siglos. Las poesías de Li Po (701 a 762) y de Omar
Khayyam (1045 a 1122) lo dijeron para siempre, así como toda una tradición pictórica
que atraviesa la historia de Occidente. El vino está en las canciones, en los colores, en
los rostros colmados de alegría. ¿Cabe añadir más ejemplos? Uno más: nuestra Fiesta de
la Vendimia.
A nadie se le ocurriría buscar paternidades al vino. Abiertas sus compuertas, pasó a ser parte,
patrimonio, de la humanidad. Pueden distinguirse sus cualidades por regiones pero, con
todas las variantes de este diverso planeta, el vino ofrece ciertas constantes que lo hacen,
a escala de nuestra Tierra, universal.
Igual la obra de arte. Desde los primeros trazos en la piedra, balbuceados por nuestros lejanos
padres, abiertas las compuertas de la creación, el arte pasó a ser parte, patrimonio, de la
humanidad. Podemos distinguir infinitas variaciones por artistas, escuelas, países, pero
la obra ofrece constantes que la hace, a escala de nuestra Tierra, universal.
El vino resiste la cultura chatarra. Su proceso de maduración insume casi todos los meses del año,
desde los brotes de primavera hasta el trajín de los lagares. Tiempo profundamente
humano el suyo, lento, laborioso.
Igual sucede con el arte. La obra no estalla de un día para otro. La sostienen años de maduración del
artista, escuelas, ancestros; en su producción se suman las horas de preparación de cada
verso, de cada pincelada.
Esa antigua alianza fue destruida a brochazo limpio por decisión de los directivos del Instituto
Nacional de Vitivinicultura. La orden de borrar el mural de Gastón Alfaro y de su
equipo de colaboradores no puede quedarse ni en el estrecho territorio de la anécdota ni
en las disculpas ni en las telarañas burocráticas. Hemos vivido en estos días un hecho
terrible para la cultura. Así como no podemos aceptar la orden de tapar el mural porque
había problemas de construcción, tampoco nos hacemos partícipes de los intentos de
tapar tamaña decisión con aquello de si había un respaldo desde quienes deciden qué es
o qué no es patrimonio, como si la legitimidad de una creación naciera de resoluciones.
A la obra la sostienen sus creadores y el público, no las burocracias. Un mural pasa a ser
patrimonio nuestro porque lo vemos, lo vivimos, lo gozamos a diario; en eso consiste ser
parte, no en decretillos.
La decisión del Instituto ha significado algo mucho más grave: una agresión a la cultura mendocina.
Tapar a brochazos un mural, producto de la antigua alianza, de la maduración de sus
creadores, del tiempo de su diseño y de su concreción, constituye un atropello tanto a los
artistas como a la sociedad.
Tapar a brochazos un mural es como quemar una biblioteca.
Un hecho de esta naturaleza merece una polémica de fondo, que no sólo pasa por el rechazo a las
decisiones de determinados funcionarios, sino por la relación entre el poder y la cultura.

DANIEL PRIETO CASTILLO
Tomado del DIARIO LOS ANDES, 29 DE DICIEMBRE DE 2004, Mendoza, Argentina
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PRIMER CONGRESO LATINOAMERICANO DE ANTROPOLOGIA

: ROSARIO, ARGENTINA, 11 AL 15 DE JULIO DE 2005
Llamado de Trabajos para el Simposio: Música popular y patrimonio cultural intangible
(su difusión en la radio).
Coordinado por Alberto Zárate Rosales y Walter Calzato

SINOPSIS CONCEPTUAL Y TEMÁTICA DEL SIMPOSIO
Música popular y patrimonio cultural intangible (su difusión en la radio).
Alberto Zárate Rosales albzrte@yahoo.com.mx
Walter Calzato wcalzato@yahoo.com.ar

El desarrollo de la radio permitió que en los últimos cincuenta años, se difundiera ampliamente la
industria de la música en América Latina. Junto con este proceso, distintos cantantes de
carpas, teatros y demás sitios públicos, lograron captar la atención del público
radioescucha; en otros casos, se fortaleció la actividad de los autores o creadores de la
música y canciones populares.
La radio fue utilizada para difundir canciones de otras regiones de los países, contribuyendo
a fortalecer la difusión de determinados ritmos musicales regionales. En los últimos
años, con la modernización tecnológica, se han conformado nuevos mecanismos de
difusión, ya sea a través de la radio digital, del mejoramiento de la frecuencia y amplitud
modulada, de la música en Internet, además del desarrollo de una industria discográfica
formal e informal que prácticamente inunda nuestro Continente.
Sin embargo, qué contenidos musicales son los que se difunden en las distintas radios en América
Latina: si partimos de que la música popular es parte del patrimonio cultural intangible,
la observamos como elemento de comunicación, referente histórico, cultural e inclusive
político.
Estas canciones han mostrado en distintos momentos, distintas relaciones, como las de género, tan
sólo por citar un par de ejemplos, está el caso del tango argentino o del corrido
mexicano, en los cuales frecuentemente las mujeres son las que terminan con la peor
parte, en algunos casos, inclusive pagando con su muerte la osadía de haber transgredido
las normas sociales y culturales establecidas, en una estructura musical que fortalece las
relaciones y las diferencias de género.
Actualmente, los procesos de globalización económica y cultural, la modernización tecnológica, así
como la difusión masiva de la música y las canciones populares comerciales, nos
permiten plantear y cuestionarnos, cuál es el estado que guardan estas expresiones
culturales en América Latina. Por tal motivo, invitamos a investigadores o estudiosos del
tema para que participen aportando sus experiencias alrededor de la música y su vínculo
con el patrimonio cultural intangible, así como su incidencia en la radio.

NORMAS PARA LA PRESENTACIÓN DE TRABAJOS
La presentación de trabajos deberá adecuarse a las normas propuestas por la Comisión Organizadora
del Primer Congreso Latinoamericano de Antropología que detallamos a continuación:
El simposio tendrá un máximo de 15 ponencias que serán evaluadas (para su aceptación o rechazo)
por los coordinadores.
Los trabajos destinados al simposio tendrán las características que se detallan a continuación;
deberán ser enviados como ponencia terminada y los autores deberan aclararar si están
de acuerdo en que el trabajo sea publicado en CD-Rom:

· Tamaño de papel: A4
· Parámetros del texto: interlineado simple; fuente Times New Roman 11; justificado
· Márgenes: superior e inferior 3 cm; derecho, 2.5 cm. Izquierdo, 3.5 cm. Texto justificado.
· Extensión máxima: no podrán exceder las 10 páginas incluyendo gráficos, figuras, notas y
comentarios, bibliografía y apéndices.
· Corrector de texto: sugerimos usarlo antes de enviar el trabajo
· Diagramación:
a. Título: primer renglón. Centrado. Mayúsculas y negrita.
b. Autor/es: segundo renglón. Apellido, nombre. Centrado. Mayúsculas y minúsculas.
c. Pertenencia institucional: Tercer renglón. Lugar de trabajo. Centrado. Mayúsculas y minúsculas.
Correo electrónico.
d. Estructura del texto: Debe estar precedido por un abstracta de 250 palabras en
castellano,portugués,inglés o francés . Sugerimos que adopten el esquema de:
Introducción – Desarrollo – Conclusiones.
e. Bibliografía: las citas bibliográficas tendrán la siguiente forma: autor/es, año de edición; Título
(en negrita si es título de libro, en normal si es capítulo de compilación o artículo en
Publicación Periódica); Lugar de edición; página/s si corresponde. Si es capítulo o
artículo, se consignará en negrita su título.

A título de ejemplo:
Madrazo, G. 1968 Alfarería de Prehumahuaca de Tilcara. Etnia, 8: 16 – 18.
Lischetti, M. (compiladora) 2003 Desafíos para la Integración Regional. Chilenos en Argentina. Una
perspectiva antropológica. Editorial Antropología Buenos Aires.

f. Citas bibliográficas en el texto: se consignarán el apellido del autor/es, año de edición y páginas si
correspondiere.
A título de ejemplo: (Lischetti, 2003: 25).

g.Fotografías: serán scaneadas con resolución de 300 dpi o más y en escala de grises o en color, con
formato de extensión jpg, indicando en el texto la referencia a cada una de ellas o al pie.
h. El envio del trabajo será solo por correo electrónico, recordando enviar a los mails del congreso y
al coordinador del simposio.

LAS PONENCIAS SERÁN ENVIADAS A LAS DIRECCI0NES ELECTRÓNICAS DEL
CONGRESO: congresoala2005@yahoo.com.ar o antropologia2005@agatha.unr.edu.ar,
especificando que son enviadas para su inclusión en el simposio «Música popular y
patrimonio cultural intangible (su difusión en la radio).» , y con copia a:
Alberto Zárate Rosales albzrte@yahoo.com.mx
Walter Calzato wcalzato@yahoo.com.ar
El PLAZO DE PRESENTACIÓN DE LOS TRABAJOS , ES EL: 26 de febrero de 2005.
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MANUAL PARA SER NIÑO

Gabriel García Márquez

Aspiro a que estas reflexiones sean un manual para que los niños se atrevan a defenderse de los
adultos en el aprendizaje de las artes y las letras. No tienen una base científica sino
emocional o sentimental, si se quiere, y se fundan en una premisa improbable: si a un
niño se le pone frente a una serie de juguetes diversos, terminará por quedarse con uno
que le guste más. Creo que esa preferencia no es casual, sino que revela en el niño una
vocación y una aptitud que tal vez pasarían inadvertidas para sus padres despistados y
sus fatigados maestros.
Creo que ambas le vienen de nacimiento, y sería importante identificarlas a tiempo y tomarlas en
cuenta para ayudarlo a elegir su profesión. Más aún: creo que algunos niños a una cierta
edad, y en ciertas condiciones, tienen facultades congénitas que les permiten ver más
allá de la realidad admitida por los adultos. Podrían ser residuos de algún poder
adivinatorio que el género humano agotó en etapas anteriores, o manifestaciones
extraordinarias de la intuición casi clarividente de los artistas durante la soledad del
crecimiento, y que desaparecen, como la glándula del timo, cuando ya no son necesarias.
Creo que se nace escritor, pintor o músico. Se nace con la vocación y en muchos casos con las
condiciones físicas para la danza y el teatro, y con un talento propicio para el periodismo
escrito, entendido como un género literario, y para el cine, entendido como una síntesis
de la ficción y la plástica. En ese sentido soy un platónico: aprender es recordar. Esto
quiere decir que cuando un niño llega a la escuela primaria puede ir ya
predispuesto por la naturaleza para alguno de esos oficios, aunque todavía no lo sepa. Y
tal vez no lo sepa nunca, pero su destino puede ser mejor si alguien lo ayuda a
descubrirlo. No para forzarlo en ningún sentido, sino para crearle condiciones favorables
y alentarlo a gozar sin temores de su juguete preferido. Creo, con una seriedad absoluta,
que hacer siempre lo que a uno le gusta, y sólo eso, es la formula magistral para una vida
larga y feliz.
Para sustentar esa alegre suposición no tengo más fundamento que la experiencia difícil y
empecinada de haber aprendido el oficio de escritor contra un medio adverso, y no sólo
al margen de la educación formal sino contra ella, pero a partir de dos condiciones sin
alternativas: una aptitud bien definida y una vocación arrasadora. Nada me complacería
más si esa aventura solitaria pudiera tener alguna utilidad no sólo para el aprendizaje de
este oficio de las letras, sino para el de todos los oficios de las artes.

LA VOCACIÓN SIN DON Y EL DON SIN VOCACIÓN

Georges Bernanos, escritor católico francés, dijo: «Toda vocación es un llamado». El Diccionario de
Autoridades, que fue el primero de la Real Academia en 1726, la definió como «la
inspiración con que Dios llama a algún estado de perfección». Era, desde luego, una
generalización a partir de las vocaciones religiosas. La aptitud, según el mismo
diccionario, es «la habilidad y facilidad y modo para hacer alguna cosa». Dos siglos y
medio después, el Diccionario de la Real Academia conserva estas definiciones con
retoques mínimos. Lo que no dice es que una vocación inequívoca y asumida a fondo
llega a ser insaciable y eterna, y resistente a toda fuerza contraria: la única disposición
del espíritu capaz de derrotar al amor.
Las aptitudes vienen a menudo acompañadas de sus atributos físicos. Si se les canta la misma nota
musical a varios niños, unos la repetirán exacta, otros no. Los maestros de música dicen
que los primeros tienen lo que se llama el oído primario, importante para ser músicos.
Antonio Sarasate, a los cuatro años, dio con su violín de juguete una nota que su padre,
gran virtuoso, no lograba dar con el suyo. Siempre existirá el riesgo, sin embargo, de que
los adultos destruyan tales virtudes porque no les parecen primordiales, y terminen por
encasillar a sus hijos en la realidad amurallada en que los padres los encasillaron a ellos.
El rigor de muchos padres con los hijos artistas suele ser el mismo con que tratan a los
hijos homosexuales.
Las aptitudes y las vocaciones no siempre vienen juntas. De ahí el desastre de cantantes de voces
sublimes que no llegan a ninguna parte por falta de juicio, o de pintores que sacrifican
toda una vida a una profesión errada, o de escritores prolíficos que no tienen nada que
decir. Sólo cuando las dos se juntan hay posibilidades de que algo suceda, pero no por
arte de magia: todavía falta la disciplina, el estudio, la técnica, y un poder de
superación para toda la vida.
Para los narradores hay una prueba que no falla. Si se le pide a un grupo de personas de cualquier
edad que cuenten una película, los resultados serán reveladores. Unos darán sus
impresiones emocionales, políticas o filosóficas, pero no sabrán contar la historia
completa y en orden. Otros contarán el argumento, tan detallado como recuerden, con la
seguridad de que será suficiente para transmitir la emoción del original. Los primeros
podrán tener un porvenir brillante en cualquier materia, divina o humana, pero no serán
narradores. A los segundos les falta todavía mucho para serlo (base cultural, técnica,
estilo propio, rigor mental) pero pueden llegar a serlo.
Es decir: hay quienes saben contar un cuento desde que empiezan a hablar, y hay quienes no sabrán
nunca. En los niños es una prueba que merece tomarse en serio.

LAS VENTAJAS DE NO OBEDECER A LOS PADRES

La encuesta adelantada para estas reflexiones ha demostrado que en Colombia no existen sistemas
establecidos de captación precoz de aptitudes y vocaciones tempranas, como punto de
partida para una carrera artística desde la cuna hasta la tumba. Los padres no están
preparados para la grave responsabilidad de identificarlas a tiempo, y en cambio sí lo
están para contrariarlas. Los menos drásticos les proponen a los hijos estudiar una
carrera segura, y conservar el arte para entretenerse en las horas libres.
Por fortuna para la humanidad, los niños les hacen poco caso a los padres en materia
grave, y menos en lo que tiene que ver con el futuro.
Por eso los que tienen vocaciones escondidas asumen actitudes engañosas para salirse con la suya.
Hay los que no rinden en la escuela porque no les gusta lo que estudian, y sin embargo
podrían descollar en lo que les gusta si alguien los ayudara. Pero también puede darse
que obtengan buenas calificaciones, no porque les guste la escuela, sino para que sus
padres y sus maestros no los obliguen a abandonar el juguete favorito que llevan
escondido en el corazón. También es cierto el drama de los que tienen que sentarse en el
piano durante los recreos, sin aptitudes ni vocación, sólo por imposición de sus padres.
Un buen maestro de música, escandalizado con la impiedad del método, dijo que el
piano hay que tenerlo en la casa, pero no para que los niños lo estudien a la fuerza, sino
para que jueguen con él.
Los padres quisiéramos siempre que nuestros hijos fueran mejores que nosotros, aunque no siempre
sabemos cómo. Ni los hijos de familias de artistas están a salvo de esa incertidumbre. En
unos casos, porque los padres quieren que sean artistas como ellos, y los niños tienen
una vocación distinta. En otros, porque a los padres les fue mal en las artes, y quieren
preservar de una suerte igual aún a los hijos cuya vocación indudable son las artes. No es
menor el riesgo de los niños de familias ajenas a las artes, cuyos padres quisieran
empezar una estirpe que sea lo que ellos no pudieron. En el extremo opuesto no faltan
los niños contrariados que aprenden el instrumento a escondidas, y cuando los padres los
descubren ya son estrellas de una orquesta de autodidactas.
Maestros y alumnos concuerdan contra los métodos académicos, pero no tienen un criterio común
sobre cuál puede ser mejor. La mayoría rechazaron los métodos vigentes, por su carácter
rígido y su escasa atención a la creatividad, y prefieren ser empíricos e independientes.
Otros consideran que su destino no dependió tanto de lo que aprendieron en la escuela
como de la astucia y la tozudez con que burlaron los obstáculos de padres y maestros. En
general, la lucha por la supervivencia y la falta de estímulos han forzado a la mayoría a
hacerse solos y a la brava.
Los criterios sobre la disciplina son divergentes. Unos no admiten sino la completa libertad, y otros
tratan incluso de sacralizar el empirismo absoluto. Quienes hablan de la no disciplina
reconocen su utilidad, pero piensan que nace espontánea como fruto de una necesidad
interna, y por tanto no hay que forzarla. Otros echan de menos la formación humanística
y los fundamentos teóricos de su arte. Otros dicen que sobra la teoría. La mayoría, al
cabo de años de esfuerzos, se sublevan contra el desprestigio y las penurias de los
artistas en una sociedad que niega el carácter profesional de las artes.
No obstante, las voces más duras de la encuesta fueron contra la escuela, como un espacio donde la
pobreza de espíritu corta las alas, y es un escollo para aprender cualquier cosa. Y en
especial para las artes. Piensan que ha habido un despilfarro de talentos por la repetición
infinita y sin alteraciones de los dogmas académicos, mientras que los mejor dotados
sólo pudieron ser grandes y creadores cuando no tuvieron que volver a las aulas.
«Se educa de espaldas al arte», han dicho al unísono maestros y alumnos. A éstos les complace sentir
que se hicieron solos. Los maestros lo resienten, pero admiten que también ellos lo
dirían. Tal vez lo más justo sea decir que todos tienen razón. Pues tanto los maestros
como los alumnos, y en última instancia la sociedad entera, son víctimas de un sistema
de enseñanza que está muy lejos de la realidad del país.
De modo que antes de pensar en la enseñanza artística, hay que definir lo más pronto posible una
política cultural que no hemos tenido nunca. Que obedezca a una concepción moderna
de lo que es la cultura, para qué sirve, cuánto cuesta, para quién es, y que se tome en
cuenta que la educación artística no es un fin en sí misma, sino un medio para la
preservación y fomento de las culturas regionales, cuya circulación natural es de la
periferia hacia el centro y de abajo hacia arriba.
No es lo mismo la enseñanza artística que la educación artística. Ésta es una función social, y así
como se enseñan las matemáticas o las ciencias, debe enseñarse desde la escuela
primaria el aprecio y el goce de las artes y las letras. La enseñanza artística, en cambio,
es una carrera especializada para estudiantes con aptitudes y vocaciones específicas,
cuyo objetivo es formar artistas y maestros como profesionales del arte.
No hay que esperar a que las vocaciones lleguen: hay que salir a buscarlas.Están en todas partes,
más puras cuanto más olvidadas. Son ellas las que sustentan la vida eterna de la música
callejera, la pintura primitiva de brocha y sapolín en los palacios municipales, la poesía
en carne viva de las cantinas, el torrente incontenible de la cultura popular que es el
padre y la madre de todas las artes.

¿CON QUÉ SE COMEN LAS LETRAS?

Los colombianos, desde siempre, nos hemos visto como un país de letrados. Tal vez a eso se deba
que los programas del bachillerato hagan más énfasis en la literatura que en las otras
artes. Pero aparte de la memorización cronológica de autores y de obras, a los alumnos
no les cultivan el hábito de la lectura, sino que los obligan a leer y a hacer sinopsis
escritas de los libros programados. Por todas partes me encuentro con profesionales
escaldados por los libros que les obligaron a leer en el colegio con el mismo placer con
que se tomaban el aceite de ricino. Para las sinopsis, por desgracia, no tuvieron
problemas, porque en los periódicos encontraron anuncios como éste: «Cambio sinopsis
de El Quijote por sinopsis de La Odisea». Así es: en Colombia hay un mercado tan
próspero y un tráfico tan intenso de resúmenes fotostáticos, que los escritores armamos
mejor negocio no escribiendo los libros originales sino escribiendo de una vez las
sinopsis para bachilleres. Es este método de enseñanza (y no tanto la televisión y los
malos libros), lo que está acabando con el hábito de la lectura. Estoy de acuerdo en que
un buen curso de literatura sólo puede ser una gema para lectores. Pero es imposible que
los niños lean una novela, escriban la sinopsis y preparen una exposición reflexiva para
el martes siguiente. Sería ideal que un niño dedicara parte de su fin de semana a leer un
libro hasta donde pueda y hasta donde le guste (que es la única condición para leer un
libro), pero es criminal, para él mismo y para el libro, que lo lea a la fuerza en sus horas
de juego y con la angustia de las otras tareas.
Haría falta (como falta todavía para todas las artes) una franja especial en el bachillerato con clases
de literatura que sólo pretendan ser guías inteligentes de lectura y reflexión para formar
buenos lectores. Porque formar escritores es otro cantar. Nadie enseña a escribir, salvo
los buenos libros, leídos con la aptitud y la vocación alertas. La experiencia de trabajo es
lo poco que un escritor consagrado puede transmitir a los aprendices si éstos tienen
todavía un mínimo de humildad para creer que alguien puede saber más que ellos. Para
eso no haría falta una universidad, sino talleres prácticos y participativos, donde
escritores artesanos discutan con los alumnos la carpintería del oficio: cómo se les
ocurrieron sus argumentos, cómo imaginaron sus personajes, cómo resolvieron sus
problemas técnicos de estructura, de estilo, de tono, que es lo único concreto que a veces
puede sacarse en limpio del gran misterio de la creación. El mismo sistema de talleres
está ya probado para algunos géneros del periodismo, el cine y la televisión, y en
particular para reportajes y guiones. Y sin exámenes ni diplomas ni nada. Que la vida
decida quién sirve y quién no sirve, como de todos modos ocurre.
Lo que debe plantearse para Colombia, sin embargo, no es sólo un cambio de forma y de fondo en
las escuelas de arte, sino que la educación artística se imparta dentro de un sistema
autónomo, que dependa de un organismo propio de la cultura y no del Ministerio de la
Educación. Que no esté centralizado, sino al contrario, que sea el coordinador del
desarrollo cultural desde las distintas regiones del país, pues cada una de ellas tiene su
personalidad cultural, su historia, sus tradiciones, su lenguaje, sus expresiones artísticas
propias. Que empiece por educarnos a padres y maestros en la apreciación precoz de las
inclinaciones de los niños, y los prepare para una escuela que preserve su curiosidad y su
creatividad naturales. Todo esto, desde luego, sin muchas ilusiones. De todos modos, por
arte de las artes, los que han de ser ya lo son. Aún si no lo sabrán nunca.

Del tomo II de la colección Documentos de la misión, ciencia, educación y desarrollo: educación
para el desarrollo.

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DIRECCIONES Y NOTICIAS DE INTERÉS:

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Si conoce alguien a quien pueda interesarle algo de lo que aquí se trata, agradeceremos reenvíe este
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